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Chimeneas de Cádiz Campaign - February 2011 - IEO # Message 8

El buque navega con la bandera del proyecto LIFE izada en el palo mayor ©IEO

Jueves 17 de febrero de 2011

Hoy seguimos en puerto gracias al temporal que nos ha impedido seguir con el trabajo en la mar. Parece que el viento amaina y las nubes van desapareciendo a lo largo de la mañana. Las previsiones de la AEMET apuntan a que el tiempo mejore a partir del mediodía de hoy.

El Capitán y el Jefe de Campaña se han reunido en un desayuno de trabajo y han analizado la situación. Una vez que se comieron sus respectivas dosis de tostadas, subieron al puente y analizaron los mapas del tiempo y las previsiones de varias fuentes de información, nacionales e internacionales. La conclusión es que hoy saldremos a la mar a las 15:00. El optimismo ha cundido rápidamente entre todos los científicos y se han apresurado a dar los últimos paseos por la ciudad y comprar la prensa del día. A la hora a la que escribimos esta crónica el B/O Cornide de Saavedra está saliendo de puerto, desde donde recibo las primeras imágenes del buque navegando con la lancha de los prácticos abarloada por estribor.

No es ocioso indicar el riesgo  que corren estos experimentados marinos, especialistas en la navegación portuaria, en el servicio que prestan a bordo de los buques en los que se embarcan cada día. Ellos conocen perfectamente todos los secretos de una navegación complicada, como es la de los accesos a puerto, con los efectos de las mareas, de las corrientes, del viento, etc. Así que su labor consiste en acompañar al Capitán y asesorarle en las maniobras que ha de realizar para acceder al puerto y atracar con seguridad, o bien salir del puerto y transitar por las canales de acceso, sin riesgo para la navegación ni para el propio buque en el que se encuentre. Una vez que ha prestado su servicio, el Práctico ha de desembarcar por una escalera de gato (hecha con cuerdas que sujetan varias tablas horizontales que actúan de peldaños) que se extiende por el costado del barco, salvando el oleaje -que puede llegar a ser verdaderamente peligroso-, y sin que ninguno de los dos barcos deje de navegar. El momento de mayor riesgo es cuando tiene que alcanzar la cubierta de la lancha en la que ha de regresar a puerto y que permanece abarloada mientras el Práctico presta su servicio. Yo siempre he admirado mucho el trabajo que realizan estos especialistas, particularmente desde el primer día en el que, con verdadera consternación, pude ver desembarcar a un práctico en el puerto de Portimao (Portugal) e intentar acceder a la cubierta de su lancha mientras el anárquico oleaje casi lo parte en dos. La pericia de aquel hombre hizo que en un salto cayera sobre la cubierta del barco, pero no impidió que se diera un batacazo del que, a buen seguro, no se repuso fácilmente.

Una vez en la mar, el Jefe de Campaña reorganizó la actividad para esta tarde/noche y nos dispusimos a dar un empujón a la toma de datos de agua con el CTD, actividad que habíamos tenido que suspender cuando regresamos a puerto. Hicimos dos turnos de trabajo, de manera que nos relevaríamos dos grupos atendiendo el sistema hasta que, llegada la noche, se incorporaran Curro y Laura para pasar a hacer perfiles de ADCP.

Llegamos al primer punto de muestreo a las 18:35, pero la mar estaba todavía un poco levantada. El Capitán y Luismi bajaron a observar como estaba la situación a la altura del púlpito, en la cubierta principal donde realizamos el trabajo, pues es el lugar desde el que han de manipular el CTD. Los golpes de mar y las olas podían alcanzar la base del púlpito lo que pondría en riesgo la seguridad de los operadores del CTD. Esperamos en el punto hasta que la mar amainase.

Con la caída de la tarde el viento fue amainando y pudimos empezar la tarea. Mientras el tiempo transcurría, aprovechamos para cenar. Incomprensiblemente el apetito hace su aparición tan pronto como los olores a comida comienzan a esparcirse por la cubierta del barco.

El olorcillo a sopita calentita se colaba por nuestras fosas nasales y nos provocaba un cosquilleo en el estómago que no se podía aguantar. El camarero, Víctor, hizo su aparición con una enorme sopera llenita de sopa de letras que nos sentó a todos como gloria bendita. Nadie pudo componer ni una sola frase con el montoncillo de letras que le calló en el plato.  Cada ración fue ingerida casi en el momento de ser servida, con todo el abecedario para dentro. El segundo servicio no se hizo esperar, ni tampoco nos demoramos mucho los científicos en dar cuenta de la vitualla: espaguetis carbonara, con una buena dosis de nata y su tocinito con champiñones. Riquísimos. Para empujar y rellenar los últimos huecos que nos quedaban en el estómago, de la cocina salió una hermosa y bien nutrida fuente de jarrete con verduras estofaditas. ¿Como abandonar a su suerte semejante suculencia? Algunos ni se lo plantearon, y cuando Víctor se aproximó a los comensales para servirles, no observó ningún gesto de rechazo a la proteína animal ni a las hortalizas salteadas. La fuente regresó a la Camareta absolutamente desnuda, en la que únicamente podía apreciarse un resto del jugo de las verduras que se desplazaba en el fondo de un lado a otro. Las mandarinas de postre nos endulzaron el paladar e inundaron el comedor del aroma típico de este reducido y sabroso cítrico.

El viento fue amainando a medida que transcurría la tarde y solamente quedó mar de fondo que, aunque es incómoda, permitía realizar actividades en el interior de los laboratorios. Cada investigador retomó el trabajo que había suspendido por causa del temporal y volvimos a disfrutar de un ambiente de trabajo activo del que tanto disfrutan todos. Una pequeña tertulia en el laboratorio después de cenar nos hizo pasar un rato agradable. Curro López, animando al personal como siempre, ondeó la bandera del Proyecto LIFE+ en un gesto de defensa de su patrocinador. Para ayudar a que todo transcurriera en un entorno satisfactorio, vimos por primera vez el espectáculo de la mar nocturna iluminada por una Luna llena que parecía un Sol. El brillo de la mar a la luz de la Luna es algo impresionante, y la quietud de la mar ayuda a disfrutar del paisaje marino. Muy bien, pero que muy bien.

(Posted 23 Febrero 2011)

Saliendo a la mar en compañía de la lancha de los prácticos ©IEO
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