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Campaña Indemares-Alborán - Septiembre 2011 - Universidad de Málaga # Mensaje 1

Pepe, el contramaestre del “Isla de Alborán”, levanta la red del arte de arrastre de vara bajo la mirada satisfecha del jefe de campaña y de Ángel. Foto: Agustín Barrajón.

Prueba del fuego y salida

Autor: Serge Gofas

Fecha: 7 de septiembre de 2011

A veces nos encontramos en situaciones raras, sin saber cómo. Nos metemos en ellas paso a paso, del modo más natural, hasta que de súbito, cuando estamos ya enzarzados, el corazón nos da un vuelco y nos preguntamos cómo diablos pudo ocurrir aquello.” Estas palabras de Thor Heyerdahl, que inician su conocido libro “La expedición de la Kon-Tiki” (1955), vienen a nuestra mente hoy, 6 de septiembre, en el momento de lanzar por primera vez la draga de roca en la bahía de Málaga para comprobar su buen funcionamiento. La proeza de la “Kon-Tiki” no es en modo alguno comparable con la tarea que nos queda por delante, pero no cabe duda de que ésta no será fácil.

Pepe, el contramaestre del “Isla de Alborán”, levanta la red del arte de arrastre de vara bajo la mirada satisfecha del jefe de campaña y de Ángel. Foto: Agustín Barrajón.

Los lectores de estas páginas ya saben de qué va el proyecto LIFE+ INDEMARES, un proyecto de la Unión Europea destinado a valorar áreas marinas de alta mar situadas en aguas españolas, para su inclusión en la Red Natura 2000. La plataforma submarina de la isla de Alborán es una de las diez áreas elegidas y el estudio de esta zona corre a cargo de la Universidad de Málaga, para la organización de las campañas de filmación y de muestreo, y de la Universidad Autónoma de Madrid para el posterior estudio de las muestras y la caracterización de las biocenosis de los hábitats esenciales o vulnerables. Indemares-Alborán es un poco la Cenicienta del programa INDEMARES, por haberse iniciado muy tarde y con un presupuesto muy ajustado. Sin embargo, cuenta con un hada madrina generosa, la Naturaleza, que le ha dado una gran riqueza de especies y de hábitats que pocos lugares tienen. Diversas vicisitudes administrativas han retrasado más de año y medio el inicio de un proyecto que aborda precisamente el estudio de un “punto caliente” (se dice en Inglés “hotspot”) de biodiversidad marina cuya riqueza es, según diversos autores, la mayor de Europa.

Por si fuera poco, esas mismas circunstancias administrativas (y también el limitado presupuesto), vetan la posibilidad de utilizar uno de los buques de la renovada flota oceanográfica española, precisamente en una zona cuyo caprichoso clima haría necesario el uso de un barco de mayor porte. Abordamos, pues, un trabajo difícil, en unas condiciones no óptimas de tiempo, presupuesto y medios, pero con una gran ilusión y con la esperanza de que nuestro trabajo aporte información valiosa para la conservación y la gestión de la zona.

Estaba previsto que nuestro barco, precisamente llamado “Isla de Alborán”, zarpase el lunes 5 de septiembre para la zona de trabajo, pero Su Majestad el Viento de Levante dispuso de otra manera. Hay un potente anticiclón sobre la Península y las noticias de primera mano, desde la Reserva Marina de Alborán, nos dicen que el oleaje no permite trabajar. Así que seguimos en puerto, ultimando algunos detalles. El “Isla de Alborán” es un barco de cerco de unos 25 metros de eslora, reconvertido a actividades de estudios marinos. Tiene una amplia bodega que, al estar vacía de pesca, aumenta su flotabilidad pero disminuye su estabilidad. Tiene el espacio justo para sus tres tripulantes (Juan, el patrón, José, el segundo oficial, y Pepe, el contramaestre), y los siete miembros de la tripulación científica que les acompañamos.

Para esta primera parte de la campaña, hemos alquilado un ROV (iniciales en inglés de “vehículo manejado por control remoto”). Se trata de un robot FALCON 12230, teledirigido desde la superficie a través de un delicado cable (el “umbilical”), a través del cual recibe energía para el movimiento de sus cinco hélices y recibe y transmite órdenes, datos y vídeo. Tiene capacidad para trabajar hasta 1.000 m de profundidad, filmar en alta resolución y, en su caso, recoger muestras con un brazo articulado. Es un aparato muy costoso (unos 400.000 euros), propiedad de la empresa INSTALSUB de Barcelona, que tiene un largo historial de colaboración con la fundación OCEANA, pero los pilotos José Manuel Sáez y Josep Fleta vienen por primera vez con nosotros y con este barco. A bordo somos cinco biólogos: Serge Gofas, de la Universidad de Málaga, Ángel Luque, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Manuel Maldonado, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CSIC), César Megina, de la Universidad de Sevilla, y Agustín Barrajón, naturalista malagueño y gran conocedor de la zona donde vamos. El equipo conjunto que realizará el proyecto está formado por 20 investigadores, aunque, lógicamente, en esta fase sólo pueden participar una parte de ellos.

El martes 6 se probó el ROV en el puerto de Málaga, lo que permitió comprobar lo enfangado que está el fondo. El miércoles 7 salimos a la bahía de Málaga para probar las flamantes dragas y el arte de arrastre de vara, diseñados específicamente para este proyecto y que se utilizarán para muestrear en la segunda parte de la  campaña. Tanto la draga como el arte de arrastre tienen un tamaño menor de lo habitual, con el fin de dañar lo memos posible el fondo. Las artes funcionan de maravilla y el ROV está a punto. En Málaga hace un tiempo estupendo, con el mar liso como un plato, así que llegamos incluso a dudar si estamos perdiendo valiosos días de trabajo. Finalmente, nos echamos a la mar el miércoles 7 por la tarde; el viaje hasta Alborán dura toda la noche.

(Publicado 20 Septiembre 2011)

Juan, el patrón del “Isla de Alborán”, vuelve de inspeccionar la bodega. Foto: Agustín Barrajón.
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