Se encuentra usted aquí
Campaña Indemares-Alborán - Septiembre 2011 - Universidad de Málaga # Mensaje 2
Llegada a Alborán y fondos de rodolitos
Autor: Serge Gofas
Fecha: 8 de septiembre de 2011
Al amanecer del jueves, 8 de septiembre, llegamos a las cercanías de la isla de Alborán. A lo lejos, se divisan unas luces que parecen de un barco y que al final son de la propia isla, que tiene el aspecto de un gran portaaviones desde cierta distancia.
Anunciamos nuestra llegada a los técnicos de la Reserva Marina y empezamos el primer transecto del ROV. Mar en calma, cosa excepcional en esta zona. Todo lleva un tiempo de adaptación, así que empezaremos por algo fácil, un transecto en fondos de 80-90 m, relativamente llanos, con el objetivo de comprobar si los campos de rodolitos (concreciones formadas por algas calcáreas, genéricamente denominadas maërl), que se conocen hasta unos 70 m de profundidad, continúan a mayor profundidad. José Manuel explica a todos la maniobra. Una vez puesto en el agua el ROV con la grúa del barco se requiere la atención de todos. El umbilical del ROV está sujeto por mosquetones a lo largo de un cable de acero de un centímetro de grosor, del cual cuelga un lastre de unos 100 kg. Cada 20 metros hay que poner un mosquetón para que el umbilical no se separe demasiado del cable y, por lo tanto, debe haber una persona pendiente de acercar el cable y colocar el mosquetón en el momento preciso. Una vez el ROV en el fondo, el barco tiene que aguantar al máximo la posición, derivando como mucho a medio nudo o menos, si es posible (por comparación, una persona que anda normalmente lo hace a unos tres nudos).
¡ROV en el fondo! Hay imagen, y bonita. Son rodolitos del tamaño de una patata grande en toda la extensión que abarca el transecto, pero en algunas partes son tan densos que forman una especie de costra en la que se asientan gorgonias, esponjas y otros animales de todos los colores. ¿A quién se le puede ocurrir arruinar este bello paisaje con el paso de una red de arrastre? Lo bueno es que, en defensa propia, los rodolitos llenarían la red y no se podría subir a bordo, así que los arrastreros se lo piensan antes de arrastrar, pero frecuentemente lo hacen.
Por la tarde se hace otro transecto desde los fondos blandos del borde de la plataforma hasta los fondos de rodolitos, pero el barco va a demasiada velocidad y la calidad de la filmación no es adecuada. Se decide detener el transecto y estudiar con Juan, el patrón, y con José, el segundo oficial, la manera de conseguir que el barco vaya lo suficientemente despacio para filmar. Es complicado, ya que las corrientes son fuertes y no se puede usar mucho la hélice.
Para aprovechar lo que queda del día, se envía la draga de roca a la parte más espectacular del transecto de la mañana. La draga va muy bien, y trae rodolitos a bordo, el equivalente de un gran saco de patatas. Sobre algunos de ellos aparece la pequeña gorgonia que se ve por todas partes en los transectos a esta profundidad. Cada rodolito es un mundo: puede tener más de 10 especies de esponjas y otras tantas de gusanos poliquetos, sin contar con la propia alga calcárea que es el arquitecto de este fondo tan rico.
Cuando estamos examinando los rodolitos aparece cerca de nuestra borda el Riscos de Famara, el barco de la Reserva Marina, que lleva a bordo a Antonio Frías y Carlos Fierro (de la Reserva Marina) y a Juan Goutayer, que está haciendo transectos de vídeo remolcado de la zona para el proyecto Indemares-Alborán, y con quien trabajamos en estrecha colaboración.
(Publicado 20 Septiembre 2011)