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Cañón de Creus Campaign - June 2010 - CSIC # Message 10
Una logística compleja
Estudios como los que se están llevando a cabo en el Cap de Creus requieren de campañas oceanográficas multidisciplinares y de un bagaje previo que permita rentabilizar al máximo el esfuerzo y el trabajo. El estudio incluye además campañas litorales, tratamiento de datos históricos, la adquisición de información procedente de distintas fuentes sobre batimetría, hidrografía, datos biológicos, etc. Las campañas requieren la combinación de distintas técnicas de estudio: sondas para batimetría, aparatos y sistemas de muestreo de la columna de agua, equipos de muestreo indirecto como redes y dragas y para complicarlo más, toda la logística necesaria para que el submarino JAGO trabaje con las máximas garantías de seguridad y rentabilidad. Para la organización de todo este trabajo en un equipo se necesita responsables con un alto nivel de formación y que apliquen enfoques multidisciplinares, afrontando las dificultades administrativas inevitablemente aparecen en un proyecto como este. Para desempeñar este papel contamos en nuestro equipo con Susana Requena una crac- que además cuenta con una amplia experiencia en temas medioambientales y de conservación y es la responsable del sistema de información geográfica.
El buque oceanográfico García del Cid tiene con una de las tripulaciones más experimentadas y eficaces de España. Capitán, oficiales, marineros.., el equipo actúa con exigencia y capacidad en todas las operaciones de cubierta a pesar de la ya larga vida del barco ¡30 años de navegación interrumpida! A este equipo se suma una parte esencial para el éxito de las campañas como son los técnicos de la Unidad de Tecnología Marina (UTM) del CSIC. En nuestra campaña el papel de personas como Arturo Castellón han sido vitales para el éxito de las inmersiones con el submarino JAGO aplicando la exigencia y el trabajo disciplinario y eficaz que requieren las operaciones del submarino dirigidas por Karen Hissman. Javi Prades y Joel Sans son técnicos de este equipo que una vez más han demostrado su profesionalidad y eficacia, como se requiere en campañas tan complejas como las realizadas.
Precisamente, para afrontar esta complejidad derivada de los múltiples objetivos se requiere en ocasiones de un nivel de especialización elevado y es preciso contar con otros científicos como fue en este caso la colaboración de Marta Ribó o de profesionales de las actividades subacuáticas altamente cualificados como Toni García.
El equipo más complejo de manejar es el que determinará la organización de las campañas, en este caso el sumergible tripulado JAGO, perteneciente al Instituto para la investigación marina (IFM-GEOMAR) de la Universidad de Kiel. El hecho de que ocupe y limite todas las operaciones por popa requiere que el resto de trabajos deban adaptarse a otras infraestructuras del buque como es el pórtico de estribor. Así dragas y redes se gestionan por esta zona del barco y el resto de las actividades de muestreo se organizan en función de la meteorología, porque para poder utilizar el submarino las condiciones tienen que ser óptimas, con mar calmada y escaso viento tanto al inicio de la inmersión como al final. Si estas condiciones se dan, la prioridad son obviamente las inmersiones.
El momento más complicado es cuando hay que poner el submarino en el agua. Cada una de estas operaciones requiere la colaboración de cómo mínimo 8 de los técnicos y científicos de a bordo y de 6 miembros de la tripulación. A veces se requiere la ayuda de todo el personal disponible. Durante la inmersión que puede durar horas (unas 3 horas de promedio), el barco debe seguir al submarino en superficie y estar en contacto continuamente con el piloto.
Es evidente que no podemos desarrollar ninguna otra actividad hasta que el submarino es recuperado. Luego, una vez en la cubierta, el submarino necesita unas cuatro horas para recargar las baterías y llenar los tanques de aire comprimido antes de programar una nueva inmersión. Si el submarino ha recogido ejemplares para su estudio en vivo en los acuarios del ICM, éste es el momento de trasladarlos a los acuarios de mantenimiento instalados en el laboratorio del buque, controlados en cada momento por personal capacitado para su mantenimiento y el cuidado de los organismos hasta el final de la campaña.
El final de una campaña oceanográfica significa el inicio de otro nuevo proceso, el estudio de las muestras, de las imágenes, el desarrollo de los experimentos de laboratorio... Podríamos decir que por término medio, una semana de campaña corresponde a seis meses de trabajo en los laboratorios y despachos para la obtención de los datos, su análisis y generar los informes necesarios que sinteticen y aporten las conclusiones que orienten la gestión de una futura área marina protegida que, en definitiva, justifica nuestro trabajo en este proyecto.
(Posted October 10, 2011)