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Chimeneas de Cádiz Campaign - June 2010 - IEO # Message 30
Miércoles 30 de junio de 2010
Hoy procedemos a realizar la carga del material en la furgoneta institucional, y nos trasladaremos a Málaga para estibar todas las cajas que contienen el valioso producto recolectado durante un mes de trabajo en la mar. A partir de mañana la cosa transcurrirá con más sosiego e iremos abriendo tarros, frascos, botes, bidones, bolsas, paquetitos, etc., poco a poco para someterlos al más minucioso análisis de laboratorio y proceder así a su estudio. De su resultado dependerán las conclusiones que podamos extraer de esta actividad en la mar que ha sido, en principio, muy provechosa.
La Jefa de Campaña, Nieves López, supervisa toda la operación de carga y revisa, con su cuadernito azul de gusanillo de toda la vida, que cada caja pase a la furgoneta y quede anotada como descargada. Ese cuadernito tiene más anotaciones que aquel otro que hizo famoso un Presidente del Gobierno español no hace mucho tiempo. El cuaderno azul. Pues ella también tiene su cuaderno azul. Estoy intrigado por saber si ha realizado alguna anotación sobre mí, pues, de vez en cuando, me mira y anota algo. No sé si soy fuente de inspiración u objeto de sus secretos juicios más críticos y negativos... ¡horrrlllll! Bueno, la verdad, ahora que lo pienso, es mejor no saberlo. Pero, pasemos a hablar de otra persona, que de la Dra. López ya he ido desgranando rasgos de su carácter a lo largo de estos 30 días. Solamente rematar ahora que tiene por delante un futuro muy prometedor que ha de administrar con tranquilidad y sosiego.
Comprenderéis que no puedo abandonar estas páginas sin dedicarle unas líneas a la persona que ha puesto profesión, desvelos y empeño en la ejecución del Plan de Campaña, que recibió en su día por correo electrónico, en los términos en los que fue redactado. Yo nunca había estado embarcado con él, pero tenía muy buenas referencias suyas a través de compañeros míos que sí habían estado en buques capitaneados por Caballero. Una vez que me confirmaron la disponibilidad del buque, con asignación de fechas y calendario específico del buque, me puse en contacto telefónico con él. "Al habla el B/O Emma Bardán", se escucha por el aparato. "Quería hablar con el Capitán" respondo. "Soy yo", contesta con el laconismo gallego al que no puede renunciar. Para romper el hielo de la primera conversación, le pregunto como quiere que le llame, sabiendo que su nombre de pila es José y que tiene por apellidos García Caballero. Pero mi pregunta, como inmediatamente comprenderéis, no estaba descaminada, pues es costumbre entre los hombres de la mar utilizar los apellidos para llamar a las personas, y no siempre por el primero de ellos. "Me llamo José, pero me llaman Caballero", responde confirmando lo que digo, a lo que le contesto, exagerando mí acento gallego para buscar un poco más de proximidad, acento que, por otra parte, voy perdiendo por contagio con el andaluz, "Pues será porque lo eres".
Efectivamente, este Capitán no solamente se llama Caballero, si no que, además, es un caballero de tomo y lomo. Con una cortesía sutil y exquisita, sabe manejar el buque con esa mano que Dios le dio y de la que pocos hombres pueden decir que disponen. Igual ordena que sugiere, bromea con la humildad innata en las personas buenas. Un rato con él en el puente y te das cuenta del humanismo que le ha formado. Vive por el barco y para el barco. Lo maneja como si fuera de juguete. Maniobra con los ojos cerrados. Un día, al verlo atracar le pregunté cuanto tiempo llevaba a bordo. Me dijo "Pues desde que lo botaron". Lo comprendí todo. Aquel barco era la prolongación de su cuerpo, de sus manos, de su cerebro. Es capaz de reconocer con los ojos cerrados el puente de gobierno y el de maniobra. Se mueve por el puente como una gacela y cuando habla contigo no se le escapa ni el más ínfimo boyarín que flota en la línea del horizonte. Se pone detrás de los prismáticos y, ante mi perplejidad al ver que mira en una dirección en la que yo no veo nada, le pregunto: "¿Qué miras?.... si no hay nada en el horizonte". Con la paciencia de un maestro que enseña a un párvulo me dice: "Sí, fíjate en esos flotadores que hay por la proa. Son botijos o cántaros para pescar pulpos. Esta zona está llena de ellos, y aún hay más por Huelva". Me cede los prismáticos y compruebo, no sin dificultad, que, efectivamente, allí en la lejanía estaban los flotadores con los alcatruces colgando y que no quería estropear. Ahí está el alma de un marinero, de un pescador, de un capitán de un buque científico, de un respetuoso del mar y de sus tradiciones. Una mezcla de todo.
No oculto que me he reído con él por los detalles que tiene cuando se refiere a sí mismo. Cuando me ve llegar con la cámara en ristre se echa a temblar. "A ver si me sacas sin que se vea la barriga", me dice todo preocupado por su estética. Le hago un millón de fotos, desde todos los ángulos posibles, y siempre aparece la barriga por delante y la camisa tapando la curva de la felicidad. "Pero, Caballero, ¿cómo quieres que te haga la foto sin barriga si tienes barriga?", le digo tras varios intentos. "Bueno, tú inténtalo" me conmina con sorna. Lo intento y no hay manera. Me ha asegurado que se va a poner a plan, aunque no especificó si era de engordar un poquito más o para adelgazar. Teniendo a Milucho a bordo, sospecho que será lo primero. El día del partido con Chile le tomé esta fotografía en el puente. Muy preocupado me dijo que no la fuera a poner en la Web. Él sabía perfectamente que lo iba a hacer, pues ya me conocía suficientemente y sabe que los paraperiodistas científicos somos así: primero la noticia y luego la información. La noticia era él: "El Capitán del Emma Bardán moviliza la hinchada a bordo". Y la verdad es que la movilizó, aunque no tuvo que agitar demasiado la bandera. Sin duda, tuvo efectos muy positivos para nuestra selección.
Ayer comentaba la entrega del Primer Oficial, pero no os oculto cuando digo que el Capitán no se ha quedado atrás, y en cuantas oportunidades ha tenido de echar una mano, allí la estaba poniendo en menos de lo que cantaba un gallo. Si hay que dar ejemplo, él lo da. Ahí lo podéis ver empleándose a fondo en la carga del material pesado para utilizar en la segunda parte de la campaña. Por otra parte, la necesaria y conveniente relación con la Jefa de Campaña ha sido un modelo de eficiencia y cordialidad. Mantiene una actitud dialogante y muy abierta a las propuestas de la Jefa. No oculta las dificultades que se pueden encontrar en la ejecución del plan, particularmente en el consumo de tiempos y en las distancias a los lugares de muestreo, cosa que hay que analizar con detalle para que el trabajo se pueda realizar. Las tareas de avituallamiento y repostado, inspección, o cualquier cosa que atañera a la logística del buque, siempre ha procurado que trastornara lo mínimo posible al plan previsto.
Recuerdo las primeras escenas de la excelente película protagonizada por Robin Williams "El Club de los poetas muertos", en las que para ensalzar la conveniencia del Carpe Diem, ordenaba a sus alumnos a subirse a las mesas y, desde las alturas elevar la voz y recitar un poema que se iniciaba diciendo: "Oh Capitán, mi Capitán,...". Pues yo hago ahora virtualmente lo mismo y, con el permiso de mi mujer, me subo a la mesa del comedor e invoco el mismo poema y te digo "Oh Capitán, mi Capitán,..." y con ello te agradezco todos los esfuerzos que has hecho, junto a tu tripulación, para que todo saliera bien y que disfrutáramos, en la medida de los posible, de nuestro embarque a bordo de tu barco el B/O Emma Bardán. Gracias
(Posted June 30, 2010)