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Campaña Chimeneas de Cádiz - Junio 2010 - IEO # Mensaje 1

El B/O Emma Bardán atracado en el puerto de la Zona Franca, donde es prácticamente imposible que nos visite alguien más que las gaviotas ©IEO

Martes 1 de junio de 2010.

Punto de reunión, el comedor del hotel TRYP Caleta en el que nos alojamos. Hora, las 07:00, momento en el que comienzan a servir el desayuno. Nos cita la Jefa de Campaña, Dra. Nieves López, para realizar un desayuno de trabajo. Últimas instrucciones antes de embarcar.

A las 07:55 estamos a bordo preparados para iniciar esta expedición, que tiene un puntito de aventura científica. Salimos a la mar “en busca del hábitat 1180”, algo que se manifiesta de una manera curiosa. Tenemos que identificar las áreas en las que el gas metano se ha acumulado en las capas sedimentarias que se encuentran próximas a la superficie del fondo. Esa es la primera señal que nos pone sobre la pista del hábitat que buscamos. Si somos meticulosos, y los sistemas de prospección no nos hacen ninguna jugarreta, tendremos que estar alerta para poder registrar los puntos en los que se produce la expulsión de metano a la superficie.

Los últimos meses los hemos pasado estudiando la información antecedente que se ha publicado en las revistas científicas. Hemos recopilado todos los datos necesarios para poder concentrar la atención en dos lugares que hemos denominado: estructura diapírica y depósitos del Guadalquivir. Para preparar la cartografía que utilizaremos durante la campaña, hemos tenido que revisar, y en algunos casos reinterpretar, todos los datos geofísicos del Golfo de Cádiz que se almacenan en nuestras bases de datos digitales. Con ello, hemos pretendido no dispersar nuestras fuerzas y concentrar la atención en aquellas zonas en las que la presencia del gas en superficie parece más plausible. Así rentabilizaremos mucho mejor el tiempo disponible de buque. En resumen, un mes para hacerlo todo y regresar a casa con pruebas fehacientes de la presencia del hábitat 1180.

Nos disponemos a salir a la mar. Colocamos los emblemas del Proyecto LIFE que nos patrocina la campaña e izamos en el palo de señales la bandera azul estrellada con el logotipo del proyecto. Portalón a bordo, soltamos las amarras de los noráis de proa y popa, y con el primer sol de la mañana nos hacemos a la mar. Enfilamos la canal de la bahía y navegamos a velocidad lenta, tal y como está estipulado en estos casos. El perfil de nuestro buque confunde a algunas gaviotas que creen que vamos a pescar y revolotean sobre nuestra popa buscando algo que llevarse a la boca. La mar como un plato. Por la proa se cruzan los “vaporcitos del puerto” que se han modernizado y ya navegan con la velocidad a la que se mueven los tiempos. El oleaje que generan nos balancea ligeramente el buque y nos recuerda que ya estamos navegando. Tal es la calma chicha con la que nos ha recibido el Golfo de Cádiz que más bien pareciera que nos encontramos amarrados a puerto. A babor la hermosa ciudad de Cádiz …. “Qué bonito está mi Cái, qué bonita mi ciudad, ….”, a estribor el Puerto de Santa María desde donde nos llegan los aromas de la ribera del marisco. Luz a raudales y perfiles urbanos hermosísimos. Merece la pena darse un paseo en el “vaporcito” solamente por ver la ciudad trimilenaria de Cádiz desde la mar. Es un espectáculo.

A las 09:50 h. estamos llegando a la zona de trabajo. Por la proa un cerquero extiende su arte para iniciar la faena. Se desplaza en círculo al tiempo que va soltando la red coronada por un rosario de flotadores amarillos que dibujan una circunferencia casi perfecta. Dos hombres a bordo de un pequeño chinchorro observan la operación desde el interior del círculo. Uno remando el otro se mantiene en pie guardando el equilibrio sin realizar apenas esfuerzo alguno. Escena singular y hermosa donde las haya.

Son las 10:00 h. y nos disponemos a largar por babor el sensor de velocidad de sonido. Este sofisticado equipo submarino nos permite saber la variación de la temperatura del agua del mar en el lugar en el que vamos a trabajar. Con este dato fundamental, podemos hacer las correcciones necesarias para que la propagación de los pulsos sonoros de las ecosondas nos permitan medir con precisión los datos que nos afanamos en conseguir. Las temperaturas que nos proporciona se mueven en un rango descendente desde la superficie hasta el fondo marino, oscilando entre los 20.4ºC y los 15.5ºC en profundidad. Son solamente 60 metros de agua y tenemos una diferencia térmica de 5ºC. El agua en el fondo está verdaderamente fresquita. Introducimos el dato en el ordenador y nos ponemos a trabajar. Vamos a la primera línea que correrá siguiendo el rumbo 330º y sobre la que navegaremos a 10 nudos de velocidad.

En esta primera fase nos vamos a dedicar a levantar una cartografía multihaz del fondo marino con el fin de estudiar los rasgos geomorfológicos que nos permitan identificar y estudiar los puntos de emisión de gas. Dedicaremos los 18 primeros días de la campaña a este menester, reservando las semanas restantes para el muestreo biológico y sedimentario.

Los primeros momentos de los barridos geofísicos son verdaderamente emocionantes. Comenzando la primera línea ya hay alguno de los científicos que canta la presencia de niveles de acumulación de gas muy próximos a la superficie. Todos nos agolpamos delante de las pantallas que nos permiten visualizar la recepción de datos y comprobamos con satisfacción que el metano está precisamente allí abajo. No se oculta, no se esconde, aparece con todo descaro y a las claras. Parece como si estuviera reclamando nuestra atención….. ¡por fin alguien que viene a visitarme!, creo escuchar en mi interior. Surgen las polémicas y la interpretación instantánea de las señales sísmicas de muy alta resolución (TOPAS). Cada cual tiene algo que añadir a lo dicho por el anterior interviniente. Las opiniones se suceden y la expectación va en aumento. Nos quedamos pegados a las pantallas tratando de defender cada cual la posición que ocupa en el pupitre donde descansan los equipos. Esperamos que suceda algo más. Los minutos siguen pasando y las capas de gas metano continúan extendiéndose a cada milla que recorremos. Son 7.7 millas por cada línea que recorremos en la que invertimos unos 47 minutos, así que tenemos tiempo suficiente como para seguir contemplando el espectáculo que nos ofrece el gas en el interior del sedimento.

Las conjeturas nos llevan a identificar una secuencia de depósitos que no nos resulta ajena. El Dr. Luis Miguel Fernández Salas, experto cuaternarista y buen conocedor de la zona, nos guía por el geológico mundo de las profundidades submarinas y nos explica los fenómenos que podemos ver en el registro. Una superficie basal de fuerte respuesta acústica, que se corresponde con un paleorelieve, sobre el que se ha construido el edificio de depósitos recientes. Sobre el nivel de base se dispone una unidad transparente (la llamamos así porque no se oscurece demasiado en el registro sísmico) que se adelgaza de norte a sur. Sobre ella se disponen cuatro unidades sedimentarias bien definidas y separadas por superficies muy homogéneas y continuas. Los enmascaramientos que produce el gas se localizan a diferentes profundidades de la secuencia sísmica.

Ahora solamente nos queda esperar a que se manifiesten los denominados “fingers”, unas estructuras verticales originadas por las expulsiones de gas que ascienden desde el interior de los sedimentos alcanzando la columna de agua. Estos "fingers" aparecerán, presumiblemente, en la zona de gas que ahora estamos descubriendo. Esos serán los puntos más atractivos para un posterior muestreo biológico, de forma que podamos analizar los ecosistemas que allí se esconden.

Son las 13:00 h. y nuestro maestro cocinero, Emilio Marín, que además es un celebrado repostero, nos anuncia el primer turno de comida. Hoy nos ha preparado un almuerzo ligerito consistente en: 1º plato, verduras al vapor (brécol, zanahoria, tomate, palmitos) que actúan de guarnición a una inmensa perola de barro que contiene altas dosis de suculenta merluza cántabra en salsa verde, que se hacen acompañar de muy hermosos ejemplares de almeja procedentes de los mismos mares norteños; 2º plato, inmensa y gruesa chuleta de ternera a la plancha, adornada con abundantes patatas fritas y magníficos pimientos de Padrón de los que no pican; de postre, algo verdaderamente ligero consistente en natillas o yogourt. El café se acompaña de una excelente tarta artesanal chocolateada con fresas y piña. Y ahora ¿Quién trabaja después de esto?

De regreso a la mesa de trabajo, donde no queda más remedio que sentarse nada más llegar para que el relevado pueda bajar al comedor para participar en el segundo turno, el cerebro trata de convencer al resto del cuerpo que la digestión se puede realizar perfectamente sin moverse de la silla. Los paseos para que baje la comida, son virtuales.

La tarde, que se inicia después de la tarta de chocolate, resulta más reposada. Las encendidas polémicas matinales se tornan en pausadas, y bastante más meditadas, discusiones bi o trilaterales. Cada cual permanece atado al ratón del ordenador de cada sistema y hace las anotaciones pertinentes cuando aparece algo significativo. La Jefa de Campaña permanece atenta a todo lo que se mueve con los ojos bien abiertos y con la vista puesta en los repetidores de los sistemas de prospección. Ella tiene la suerte de poder moverse entre el puente y el laboratorio. Controla la situación y esto nos da mucha tranquilidad a todos.

Pero la vida a bordo no nos concede descanso. Es muy sacrificada. Cuando todo parecía que transcurría con tranquilidad y sosiego, nuestro experto en sistemas de prospección acústica de la empresa Tragsatec, Antonio Torres Pascual, uno de los profesionales más resolutivos en su campo que el mundo científico haya conocido, detecta un fallo de sincronización en la sonda multihaz. La decisión que recomienda a la Jefa de Campaña es interrumpir la prospección y hacer un nuevo perfil de velocidad de sonido, pues sospecha que se ha producido un cambio en las condiciones térmicas del agua del mar. Sabemos bien que las variaciones de temperatura bruscas pueden ocasionar este tipo de fallos, así que lo más prudente es atacar el problema de raíz antes de que vayamos a registrar datos con calidad deficiente.

Decisión tomada. La Jefa de Campaña ordena proceder a la adquisición de un nuevo perfil de velocidad de sonido para, posteriormente, recalibrar la sonda. El resultado del análisis arroja unos valores verdaderamente sorprendentes y que dan idea del sol de justicia que nos está propinando el día de hoy: la temperatura del agua del mar en la superficie ha aumentado cinco grados centígrados desde que tomamos la primera medida. Estamos navegando sobre fondos situados a 54 metros de profundidad y, sin embargo, la temperatura a esa profundidad ha permanecido invariable (15.5ºC). Regresamos a la línea 9 con la tranquilidad de saber que el sensor acústico ha recuperado su salud.

Cuando me senté en la silla frente al ordenador y retomé el ergonómico ratón, ya sabía yo que me iban a levantar muy pronto con otro sobresalto. El Licenciado en Ciencias del Mar e inagotable observador de la naturaleza, Gerardo Bruque Carmona, hábil como ninguno en el manejo del SIG, permanecía en cubierta mientras descansaba de su turno de trabajo ante los aparatos, cuando detectó la presencia de una tortuga boba en las inmediaciones del buque. “Avistamiento de tortuga a babor”, se escuchó a toda voz por los pasillos y laboratorios del barco. “Avistamiento de tortuga boba”, repitió en tono más elevado y dando nuevos datos científicos de la especie. “Desi, F5 en el Hypack”, agrega con gran parsimonia el Dr. Fernández Salas al escuchar los gritos del granadino. Con ello quedaba registrado el avistamiento y asegurado su paso al registro de avistamientos que el Instituto Español de Oceanografía tiene en sus bases de datos. Es precisamente la licenciada en Ciencias del Mar, Desirée Palmino Cantero, otro de los miembros más activos con los que cuenta el Grupo de Investigación GEMAR, quien se encarga de la navegación con el Hypack. Anota el avistamiento y sigue con la tarea.

Comienza a caer el sol y pensamos ya en finalizar el trabajo por hoy. Solamente esperamos las instrucciones de la Jefa de Campaña que dialoga con el Capitán en el puente de gobierno. Nos queda cerca de una hora y media de navegación hasta llegar al puerto de la Zona Franca en el extrarradio de Cádiz, cerca del Puente José León de Carranza, al que la autoridad portuaria de Cádiz nos ha relegado. Una pestosa y sucia esquina junto a una gabarra, visitada únicamente por auténticas hordas de gaviotas, que no dignifica en nada la actividad de un buque científico ni de una actividad científica de tanta importancia como la que estamos realizando.

Recorremos la línea nº 9 y nos volvemos a sorprender con la presencia de frecuentes "fingers", de amplio desarrollo vertical, y anotamos su posición exacta como posible lugar para visitarlo en la fase de muestreo. La cosa va la mar de bien. Buena mar y buenos datos. ¿Que más se puede pedir? La tripulación aguanta el tirón y nos ve muy motivados con el trabajo que se nos ha encomendado en esta expedición. El barco, con su experto Capitán José García Caballero al frente, tiene vocación científica, no en vano ha sido bautizado con el nombre de una renombrada investigadora científica que ha dejado profunda huella en la Ciencia Marina en España: Emma Bardán.

Cádiz nos vio partir a primera hora de la mañana y Cádiz nos da ahora la bienvenida desde su bahía, con sus brazos de arena abiertos de par en par, después de una emocionante jornada científica en la mar. Por hoy, la tarea está cumplida. Mañana será otro día.

(Publicado 10 Junio 2010)

Laboratorio de control de los sistemas geoacústicos. Desde estos ordenadores controlamos los sistemas de prospección muy sofisticados con los que está equipado el buque: multihaz y sísmica de muy alta resolución (TOPAS). Con ellos investigamos la geomorfo
Captura de pantalla del sistema TOPAS en el que se observan los diferentes niveles sísmicos de reflectividad variable. Cada línea horizontal representa un depósito sedimentario o rocoso ©IEO
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